Cómo afrontar una crisis inesperada
💭💭💭
De repente todo cambia. El estilo de vida, al que tan acostumbrados
estamos, se vuelve insostenible de un día al otro. Y aquí estamos.
Encerrados, atados, impotentes. Tan pendientes de nuestro alrededor que
no nos deja vivir. Sobreviviendo día tras día, sin tener más que
recuerdos pasados y un futuro incierto. No nos queda otro que esperar lo
mejor, que las circunstancias cambien pronto y que podamos retomar la
vida que hemos vivido.
...
No creo que estemos preprados para
afrontar una crisis así. La comodidad y la absoluta dependiencia de
nuestro propio sistema nos ha convertido en seres muy vulnerables.
Todo esto a nuestro alrededor. Pero... Y es un 'pero' importante. Porque de esta sola palabra puede depender nuestra calidad de vida en estas nuevas circunstancias. Y es 'pero esto no es todo'. Hay mucho que depende de nosotros. Mucho que podemos hacer. Es el momento en el que mucha teoría, muchos pensamientos positivos y grandes frases inspiradores han de estar puestos en la práctica, han de ser comprendidos y vividos por cada uno de nosotros. Y hacer que el trabajo interior sea tan provechoso que el exterior.
1. Podemos
reflexionar. Podemos reconocer nuestras propias carencias y hacer un
plan de emergencia para empezar a aprender cubrir estas necesidades.
Dejar atrás la inercia y dar un paso hacia adelante.
¿Qué hago yo?
Ante todo hacerme consciente de todo lo que me sobra, de todo lo que
realmente no necesito. Tantísimos bienes materiales, actividades, tareas
que solo nos ocupan espacio y tiempo. Hay que priorizar. Hay que saber elegir. Bienes,
objetos, actividades, tareas. Es un buen momento para deshacerse de todo
lo innecesario, de empezar a llevar una vida más práctica, más
sencilla, más humilde.
Otra emergencia es la conexión inexistente
con la naturaleza. Saber vivir con ella, ayudándose mutuamente. Porque
nuestro sistema frágil se puede derrumbar en cualquier momento, ¿y
entonces qué? ... No hace tanto el saber cultivar, recolectar plantas
medicinales, buscar agua y de poco tener lo necesario para vivir ha sido
parte del conocimiento colectivo. Quizás todo lo que nos está pasando
ahora es un buen momento para reconocer la pérdida de estos
conocimientos y tratar de volver a recuperarlos.
2. Podemos fortalecernos. Vivir estos tiempos no como una dificultad, sino como una prueba. Como nos enseña Epícteto: "El primer paso hacia la sabiduría es conseguir distinguir entre las cosas que dependen de nosotros y las que no, y preocuparse por las que dependen de nosotros." Una crisis puede convertirse en una oportunidad para mejorarnos como seres humanos. Lo que pensamos, lo que sentimos, lo que decimos nos puede fortalecer o debilitar. Hemos vivido momentos de crisis así en la historia, y siempre hemos salido hacia adelante. No pretendo minimizar la seriedad de la situación, ni por un segundo. Pero tomar precauciones y ser responsables, cumplir con los protocolos sin que el pánico nos ahogue a solas no es falta de seriedad, sino señal de nuestra fortaleza interior. Saber adaptarse, saber ser flexibles, pacientes y serenos en el medio de la tormenta son cualidades importantes para vivir con dignidad y para ser soporte de los más débiles y más vulnerables, hoy y siempre.
Podemos hacer mucho en casa.
Limpiar a fondo nuestro hogar, lavar todo, tirar lo que ya no nos
sirve. Cuidar nuestro cuerpo (ejercicios, estiramientos, respiración,
masaje, higiene...), cuidar nuestra alma (un buen libro, una buena
película, buena música...) y cuidar nuestra mente (meditar, relajarse,
reflexionar, escribir diario, hacer cursos, aprender...). Solo depende
de nosotros.
La primavera es el mejor momento para renacer. Para
volver a empezar. Para dejar atrás cargas físicas-emocionales-mentales
que nos atan o nos ralentizan.
Aprovechemos el tiempo.
No solo
ahora, debido a las nuevas circunstancias. Cada día deberíamos vivir con
conciencia, con sentido común y responsabilidad, por el bien nuestro y
por el de los demás.
Estamos siempre conectados, somo UNO. Una sociedad, una humanidad, un tiempo histórico: aquí y ahora.
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